¿Por qué el rey Saúl fue desechado?

‘Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.’
1 Samuel 13:8-14

Saúl es el primer rey histórico del reinado de Israel que fue establecido por la petición del pueblo.
La Biblia lo describe como un excelente hombre humilde.

‘Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo’.
1 Samuel 9:2

‘E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado. Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!’
1 Samuel 10:21-24

Dios le ayudó para que hiriera a los amonitas que invadieron a Israel y pudo dar salvación a su pueblo.
Sin embargo, lamentablemente Saúl muy pronto se alejó de Dios.

En el segundo año de su reinado, hubo guerra contra los filisteos, Saúl viendo la situación crítica, no pudo esperar al profeta (sacerdote) Samuel quien le había prometido que iba a venir a él en siete días para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz a Dios luego le iba a enseñar qué hacer.

‘Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.’
1 Samuel 10:7-8

Pero Saúl vio la situación y no pudo tener fe en la palabra de Dios, así que se esforzó por él mismo y ofreció holocausto a Dios aunque él no era sacerdote. Así locamente actuó.

‘Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.’
1 Samuel 13:8-14

A pesar de la gran falta de Saúl, Dios le dio la victoria a Israel. Pues el hijo de Saúl Jonatán actuó solo confiando en Dios, creyendo que Dios es a quien no le es difícil salvar con muchos o con pocos. Pero Saúl convocó ayuno por su incredulidad aunque ya Dios les había entregado la vida de los filisteos a causa de la acción de fe de su hijo Jonatán. Resultó que los israelitas se cansaron después de la victoria y se lanzaron sobre el ganado del botín, comiéndolo con sangre.

‘Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan. Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento. Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos. Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía. Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos? E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado. Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.’
1 Samuel 14:24-32

Todo lo que Saúl hacía, le salía mal y era un desagrado ante Dios.

Otro día el Profeta Samuel le trasmitió de nuevo la palabra de Dios.

‘Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.’
1 Samuel 15:1-3

Amalec, bíblicamente es símbolo de la carne que es contra el Espíritu de Dios. Históricamente cada vez que el pueblo de Israel estaba débil y cansado, aparecía para atacar y saquear, por eso Dios declaró la guerra perpetua contra Amalec. Es semejante a la carne. Dios estableció a Saúl por rey para que estuviera atento a las palabras de Dios. Debemos prestar nuestra atención para entender el propósito de la vocación de Dios.

Pero Saúl otra vez desobedeció a Dios aunque Dios le ayudó, pero él perdonó al rey Agar y a lo mejor y a lo bueno del ganado del botín. A pesar de que Dios le dijo que destruyera a todos. Pues es el enemigo perpetuo de Dios. Amalec es como nuestra carne que jamás puede recibir el reino de Dios y todos sus designios de los pensamientos son de continuo solamente el mal. Según nuestro parecer no es así, pero Dios no puede recibir la carne porque es terrenal pero el Espíritu es celestial.

Es una importante parte de la sana doctrina de Jesucristo nuestro Señor que, la carne y el Espíritu son enemistad. Todo aquel que se acerca al Señor, debe negarse a sí mismo luego creer en él pues nuestros pensamientos y los pensamientos de Dios, totalmente son diferentes y no pueden acoplarse.

‘Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; más todo lo que era vil y despreciable destruyeron.’
1 Samuel 15:9

A pesar de que Dios le tenía paciencia a Saúl, él mismo provocó que le desechara para que no fuera más rey de Israel.

‘Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.’
1 Samuel 15:17-23

Al ver la vida del Saúl, podemos sentir un pesar en nuestro corazón.

¿Porqué él no pudo dejar sus propios pensamientos? Y, ¿por qué no pudo confiar sencillamente en Dios como Jonatán su hijo lo había hecho?

En toda la Biblia se manifiesta una sola misma tabla de la vida de fe.
Que Dios ayuda y salva sin falta, cuando su adorador solo confía en la palabra de Dios desechando su propio parecer y su propia prudencia.

Podemos percibir que Saúl se confió de alguna excelencia suya, la cual le impidió solo creer en Dios.
El ser más hermoso entre todos los hijos de Israel y ser más alto que los demás… Así poco a poco empezó a creerse como digno de ser elegido aunque no tenía nada que ver con su propia condición.

Por si acaso, ¿nosotros no estamos confiando en algo nuestro que se va deteriorando con el paso del tiempo, sin saber que es vanidad?

Conocí algunos hermanos y hermanas en lo largo del camino de la vida de fe que eran hermosos y buenos… pero siguieron en pos del rey Saúl. Me lamento por ellos, y a la vez, me es una fuerte advertencia del Espíritu Santo que cuando confíe en mí mismo aunque cuál sea la razón, sin querer seré deslizado de la gracia de Dios y que Dios no podrá usar mi vida para su gloria.

¡Dejar nuestros pensamientos y caminos, volver a Dios y confiar en él, es una vida victoriosa y bendita!

¡Espero que Dios nos bendiga!