En el mundo material, la vida del hombre se conforma del conocimiento y la experiencia adquiridos. Así está constituido el mundo secular.
Pero en el mundo de Dios no es así. Lo que abre la puerta del depósito de tesoros de Dios es la fe, la cual es la única llave que Dios ofreció al hombre para poder abrirla.
Dios estableció esta regla, la fe, para que se base en su santa y agradable voluntad. Es la sustancia de lo que se espera y de lo que no se ve.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Hebreos 11:1