A veces miramos nuestra vida con un sentimiento de envidia, viendo que los que en el mundo no conocen a Dios tienen más y mejores cosas.
Pero cuando nos encontremos con el rostro del Señor, y un día estemos ante Él, nos daremos cuenta de lo vano que era todo, y de lo gloriosa que era la vida vivida en pos del Señor.
“De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, Y aun sobra para sus pequeñuelos. En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”
Salmos 17:14-15 RVR1960