Sabiduría es la palabra hebrea «Hokma» y la palabra griega «Sofía». En términos humanos, significa entendimiento, discernimiento e intuición. La Biblia habla mucho de la sabiduría, sobre todo en Proverbios, donde se representa como una persona que se encuentra en una encrucijada y grita. Esto es especialmente cierto en Proverbios 8.
En Proverbios 8, ¿qué y quién es esta sabiduría que ha estado con Dios desde la eternidad antes de que comenzara la creación, que estaba con Dios cuando Dios creó el mundo, que creó este mundo con Dios, y que está de pie en la encrucijada y grita a la gente que me escuche?
1. En el Salmo dice que Dios creó el mundo con sabiduría
«¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.»
Salmos 104:24 RVR1960
2. Jesucristo dijo que Él es la Sabiduría en Mateo 11:19
«Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos».
S. Mateo 11:19 RVR1960
3. También el apóstol Pablo dice que Cristo es la sabiduría de Dios y se ha convertido en nuestra sabiduría
«mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios».
1 Corintios 1:24 RVR1960
«Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;»
1 Corintios 1:30 RVR1960
Al final de Proverbios 8, se dice que la sabiduría es vida, y quien la encuentra gracia ante el Señor, pero quien la pierde daña su alma y trae la muerte.
Esta sabiduría es Jesucristo. Hace dos mil años, Jesucristo se paró en una encrucijada, en un lugar de gran tráfico, y proclamó: «Si me oís, tenéis la vida».
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”
S. Juan 7:37-38 RVR1960
Seremos bendecidos si escuchamos la voz de Jesucristo día a día, con los oídos pegados a la puerta, dispuestos a oír.