El Parto

Una misionera enviada al país Tanzania, cuando estuvo unos días antes de su primer parto, estuvo muy preocupada por las circunstancias de los hospitales que eran realmente malas. Pensó en su corazón, “¿en este lugar, ¿cómo yo podría tener hijo?” …   

Pero llegó el momento del parto que hubo mucho trabajo en parto por la desconfianza y por la preocupación, la enfermera quien la estaba atendiendo, leyó el corazón de ella y dijo, “¿Señora usted cree en Dios?, Dios nos conoce y nos hizo perfecto, aunque según su parecer la condición de este lugar es mala, pero crea que Dios le ayuda para tener una nueva vida sin problema, al momento que yo le avise, solo empuje con toda su fuerza, entonces Dios le dará fuerza”. La misionera se avergonzó pues sintió como la voz de Dios. 

Así ella pudo tener su primer hija hermosa y sana. Esta experiencia le fue una gran enseñanza de su vida.

Queridos hermanos, engendrar las almas por el evangelio, es lo mismo que no hay ninguna diferencia. Estamos corriendo para saltar los muros de nuestros límites para ganar las almas, hasta el último momento, no desmayen por las contrarias circunstancias sino mantengan firmes y cuando Señor les avise, “ahora”, den todas las fuerzas, entonces daremos luces a muchos hijos.

Les considero como mujeres de partos, yo como aquella partera les digo;

“¡Ahora!”

“Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo.”

Génesis 35:17 RVR1960

¡Dios les bendiga!